Tesla ha reinventado la industria del automóvil, pero no por sus coches eléctricos, que también, sino por otras cuestiones como sus estrategias de marketing o su método de ventas. Tesla es diferente en todo y merece la pena tener en cuenta sus ideas.
Volvemos a traer a Tesla a las páginas virtuales de MotorPro pero no por el fatídico accidente de un conductor que iba viendo una película mientras circulaba con el modo autónomo de un Tesla Model S, no nos va el morbo de la muerte, sino por las cosas que la marca ha cambiado dentro del sector. Cosas que deberían conocerse ya que, a pesar de que no todos sabrían o podrían implementarlas, si vendrían bien para aprender y evolucionar.
Pero no nos vamos a extender con temas que no vienen a cuento, vamos a centrarnos en dos o tres aspectos importantes, cuatro a lo mucho, para que nos podamos hacer una imagen general sobre las ideas de esta empresa norteamericana que ha revolucionado el sector del automóvil, no sólo por poner en la calle de uno de los coches más avanzados tecnológicamente y uno de los más eficientes (por no decir el más eficiente), sino porque ha puesto en marcha ideas que hacen de comprar un Tesla, toda una experiencia.
Tesla es una empresa innovadora, mucho, su Director Ejecutivo y mayor accionista, Elon Musk, no es un desconocido pues se trata del responsable de una de las compañías más famosas en cuestiones de movimientos de dinero a través de la red: Paypal. Pero es que además, este señor también es el responsable de Solarcity, un proveedor especializado en servicios basados en energía solar y también es la cabeza visible de Space X, la primera empresa privada en crear un cohete espacial funcional. Es lógico por tanto que se haya llevado toda su innovación e ideas al sector de las cuatro ruedas.
Sabemos lo inamovible que es el sector del automóvil, es uno de los más conservadores y es poco amigo de los cambios radicales o de los cambios demasiado acusados. Sólo hay que ver lo que se ha tardado en adaptarse a las modas y a las nuevas corrientes de marketing y ventas, aún hay quien no cree en todas esas cosas y sigue en ‘sus trece’ y usando métodos convencionales y de toda la vida. Ya hemos dicho varias veces lo necesario de cambiar, de hacer las cosas de una manera diferente y Tesla es un gran ejemplo. Por un lado, se les ocurrió la idea de los concesionarios desmontables y por otro, una encuesta que se hizo el año pasado dejó claro que su modelo de ventas en Estados Unidos está muy bien valorado. Ahora, vamos a indagar un poco más.
Por ejemplo, la experiencia de compra de un Tesla es completamente diferente a cualquier otra marca y además, muy innovadora. Para empezar, sus tiendas no están en zonas industriales o calles de renombre, sino en lugares concurridos y céntricos, en supermercados; además no se trata sólo de una tienda, es un escaparate, una zona donde cualquier persona puede acercarse e interactuar con la marca mediante un recorrido similar al de un museo donde una serie de pantallas táctiles proporcionan toda la información necesaria y resolviendo las preguntas más frecuentes. Es una estación interactiva donde el comercial solo actúa cuando es realmente necesario sin perseguir al visitante de la tienda y sin agobiarle.
Además, esa información que consultemos en la tienda, también la podremos consultar en casa sin compromisos y sin molestias de llamadas, ya que en la marca entienden que pasar de un coche con motor de combustión a uno con motor eléctrico requiere tiempo, más de lo normal.
Esto es uno de los puntos clave dentro de la compra de un coche, bueno, de un coche y de casi cualquier cosa. La experiencia de compra es vital, pero es que la experiencia y el contacto con la firma siguen estrechamente ligados tras la compra del vehículo, no como ocurre por normal general, que muchos concesionarios se desentienden del cliente una vez vendido el coche (quien diga que esto no ocurre, miente como un bellaco).
Un Tesla no sólo es un coche eléctrico, también es un coche digital. Más allá de ofrecer un modelo cuyas emisiones durante su vida útil son mínimas, también es capaz de mantenerse en contacto permanente con la firma para que la misma pueda recopilar datos que le sirvan para seguir evolucionando sus productos. Pero ojo, porque aquí no se usa el ‘product-centric’, sino el ‘consumer-centric’, es decir, que el cliente es el centro de todo. La marca invierte sus esfuerzos en conocer a sus usuarios para poder ofrecer un producto que colme sus expectativas y esto, en un coche digital, es toda una ventaja ya que los Tesla se actualizan cual smartphone.
Al ser un coche digital, un Tesla Model S por ejemplo, cuenta con un software de control que puede ir siendo desarrollado según las necesidades de los clientes y una vez completado, puede ser descargado e instalado en el sistema del coche como si fuera una actualización del sistema operativo del ordenador o de un teléfono móvil inteligente, otorgándole un valor añadido al producto, ya que no importa si el coche tiene tres, ocho o diez años, mientras el sistema soporte las mejoras, podremos ir actualizando el software de nuestro coche y que nunca deje de ser moderno. Evidentemente, llegará un día que se necesite un software más potente como ocurre en el mundo de la informática, pero no ocurrirá tan rápido como en ese sector y seguramente, ya estemos pensando en cambiar de coche.
Tesla es un claro ejemplo de que si se quiere, se puede, es un revulsivo que por ahora se queda en un segmento al alcance de pocos, pero en cuanto llegue el Tesla Model 3 (foto de arriba) a las tiendas, un coche cuyos precios partirán de los 35.000 dólares, las cosas podrían cambiar en la experiencia de compra y el branding dentro de la industria del automóvil.