Hoy voy a hablarte de gestión del talento.
Un gerente, un responsable de un concesionario, tiene que ser ante todo como un gran chef que sepa mezclar los ingredientes en la cantidad adecuada para obtener el mejor plato posible.
Y uno de los ingredientes básicos en lo que a management de concesionarios de automóviles se refiere es la gestión del talento. Porque la correcta gestión del talento es la única garantía para el éxito de una organización.
El objetivo de la gestión del talento
Podemos dar todos los circunloquios y rodeos que quieras, pero a nivel de recursos humanos el objetivo fundamental para un concesionario del siglo XXI es que aumente el nivel de compromiso de los empleados con la organización.
Esto es así porque un equipo desmotivado, que no se siente implicado con su empresa, terminará por explotar más pronto que tarde.
La estrategia: centrarse en el empleado
Ya sé que te da pereza andar por el concesionario como una gallina clueca que se pasa todo el día preocupada por sus polluelos. Pero lo cierto es que si quieres que tu concesionario ascienda a una categoría superior no tendrás más opción que esforzarte en mejorar la vinculación de tu equipo con tu empresa.
He conocido casos de gerentes que se comportaban con sus empleados como si fuesen sus padres.
Pero esta gestión paternal no se centraba en reprender al trabajador cada vez que hacía algo mal. Más bien consistía en potenciar lo mejor de cada uno y en preocuparse por sus problemas e inquietudes.
Al fin y al cabo, la paternidad responsable no reside en ser un tirano en casa sino en fortalecer las virtudes de tus hijos y en limar sus defectos, para que saquen lo mejor de sí mismos y crezcan como personas de provecho.
Pues algo parecido debe hacer un gerente con sus empleados.
Cualquier líder de equipo tiene que actuar igual que el gerente, ya que, al fin y al cabo, estos cargos intermedios (jefes de sección, responsables de administración, jefes de ventas, directores de posventa,…) son la correa de transmisión de las decisiones de la gerencia.
Esta actitud no debe ser solo cosa del gerente. Cualquier líder de equipo tiene que actuar igual que el gerente, ya que, al fin y al cabo, estos cargos intermedios (jefes de sección, responsables de administración, jefes de ventas, directores de posventa,…) son la correa de transmisión de las decisiones de la gerencia.¿Qué puede hacer el concesionario para centrarse más en el empleado?
Hay que tratar de generar siempre experiencias positivas en el trabajador.
Mientras que en España lo habitual cuando se encuentran dos antiguos compañeros de trabajo es que pongan a parir a su antigua empresa, la tendencia actual es justo la contraria.
Se trata de generar situaciones en el día a día que hagan al empleado sentirse a gusto con su empresa e implicado con la misma.
Para ello puedes hacer alguna de estas cosas:
- Dar la formación adecuada y acorde a las condiciones y capacidades de cada trabajador, con la intención de que este desarrolle una carrera profesional que le permita crecer dentro de la empresa. Aunque las marcas proporcionan mucha formación, es conveniente incidir en otras áreas que pueden enriquecer mucho el bagaje del trabajador y que no forman parte de las prioridades de las marcas (más centradas en producto).
- Impulsar planes de desarrollo y crecimiento para los empleados más valiosos. Un plan que debe ser público y conocido por todos, accesible y realista. Cualquier trabajador debe saber que en caso de cumplir con una serie de requisitos, podrá acceder a ese plan que catapultará su carrera hacia arriba.
- Establecer una cultura de comunicación interna que acepte y valore las sugerencias de todos. El empleado se siente mejor profesional y desea implicarse más con la empresa cuando se le valoran sus opiniones.
La conclusión de estas ideas sobre liderazgo y gestión de equipos
Para adaptarse a esta nueva tendencia de management es necesario aceptar que ciertas prácticas de la gerencia podrían estar dirigiendo a la empresa hacia un punto muy alejado de los objetivos planteados.
Por ese motivo, un gerente debe ser valiente y aceptar que puede estar equivocado. Nunca es tarde para dar un golpe de timón, para cambiar su actitud hacia sus empleados y establecer una nueva política que valore al trabajador como el centro de la empresa.
Si una organización no se orienta hacia las personas, estará condenada al desastre.