El último día laborable del mes de julio ha supuesto también la finalización efectiva del Plan PIVE 8. Esto implica que a mediodía del día 29 de julio de 2016 se habían agotado los fondos previstos para un plan de incentivos que se extinguiría formalmente el día 31 de julio.
En menos de 2 días se han acabado casi 7 millones de euros, que era la cantidad que quedaba el día 27 de julio, según informaron los responsables del plan.
Es evidente que este tipo de incentivos han revitalizado sustancialmente la demanda de vehículos, ya que en esta octava oleada del PIVE el gobierno dedicó una partida de 225 millones de euros (la mayor cantidad destinada hasta ahora).
Aunque se estima que el ritmo de asignación de las subvenciones se ha movido entorno a los 1,5 millones de euros gastados al día, en los últimos días del mes de julio se ha acelerado el flujo de solicitudes, debido en gran parte a que, quedase o no dinero, el PIVE desaparecería el 31 de julio.
Las diferencias entre este plan de ayudas y anteriores incentivos
Este Plan PIVE 8 ha funcionado de distinta manera que en las convocatorias anteriores. Aunque se ha asignado una mayor partida presupuestaria, la cantidad entregada por el estado es inferior, para poder favorecer un mayor número de operaciones.
Mientras que antes entre la Administración y los concesionarios se aportaban 2.000 euros por coche, en esta última convocatoria la cantidad total se había reducido a 1.500 euros de descuento entre fabricantes y gobierno.
¿Habrá un Plan PIVE 9?
La preocupación del sector recae sobre la incertidumbre acerca de la continuidad de unos incentivos que están funcionando excepcionalmente.
Gracias a las ayudas estatales, se ha reactivado la demanda de tal forma que los vendedores están volviendo a cifras de matriculaciones más propias de un mercado como el español.
Por este motivo, varias asociaciones profesionales y empresariales han expresado al presidente del gobierno en funciones Mariano Rajoy la necesidad de que este plan de ayudas vuelva a reactivarse.
Uno de los argumentos más contundentes para prorrogar el plan estriba en el rejuvenecimiento del parque que se ha conseguido gracias al PIVE. Aunque la norma establece que el coche a entregar debe tener una antigüedad mínima de 10 años, lo cierto es que la antigüedad media de los coches desguazados es de 16 años.
Por otra parte, los sucesivos planes PIVE han permitido la destrucción de 1.185.000 vehículos con más de diez años (cuya influencia en la siniestralidad es muy elevada), lo que también ha aparejado una reducción global de emisiones cercanas a las 850.000 toneladas de CO2.
Junto a lo anterior, unas ventas estables también garantizan la permanencia de los puestos de trabajo que actualmente prestan servicio en las diferentes fábricas de coches establecidas en España (cuya pervivencia depende en gran medida de que los volúmenes de ventas sean constantes en el país donde se ubica la fábrica).