Viviendo en la época que vivimos, el tiempo de respuesta a las necesidades del cliente es algo importantísimo, pero no tanto como para descuidar la calidad de esa respuesta.
Hay que adapatarse a los tiempos que corren, renovarse o morir afirma el dicho. No es la primera vez que se dice aquí en Motopro, pero no está de más repetirlo para que no se olvide; estamos en la era de Internet, en la era de la conectividad y de la rapidez, y por ello, hay fabricantes, grupos de concesionarios e incluso directores comerciales, que esperan mucho más de sus resultados de ventas en Internet hoy, de lo que se esperaba hace apenas unos años. Sobre todo cuando se trata de generar una respuesta rápida a las peticiones de los clientes.
A nadie se le escapa que la velocidad de respuesta es un factor crítico en la mayoría de los casos y para muchos, se ha convertido en un todo cuando no es totalmente correcto. Los esfuerzos por generar una respuesta rápida en lugar de una respuesta de calidad, han dado cómo resultado un fenómeno conocido como ‘detener el reloj’, como puede ser el envío de un correo automático o incompleto.
De hecho, para muchos equipos de Internet, se ha vuelto más importante fingir una respuesta rápida para mejorar la imagen o tener contento a los jefes, que iniciar algo bien planeado, con una llamada telefónica estructurada, que podría conducir a una cita y por tanto, a una posible compra.
Por tanto, y a donde queremos ir a parar con todo ésto, es que no hay que centrarse únicamente en la rapidez de respuesta, sino también en la calidad. No hay ningún problema si en lugar de responder en el plazo de una hora, lo hacemos en el plazo de tres, pero ofreciendo un servicio de calidad, que consiga cubrir las expectativas del clientes y por supuesto, sus necesidades. La rapidez no sirve de nada si no se acompaña con calidad.