La imagen del concesionario de cara al público lo es todo, y debemos cuidar la imagen del concesionario incluso cuando no se está trabajando.
Hablamos mucho de como cuidar la imagen de la concesión en redes sociales, de cara al público en horas de trabajo y de como explotar las posibilidades actuales de potenciar lo que se llama la ‘imagen de marca’ siempre en horas de trabajo, pero nadie se acuerda de lo que ocurre cuando se cierran las puertas de la empresa al final del día.
En esta ocasión, voy a volver a dar mi punto de vista al respecto, porque gracias a que trato de vez en cuando con unos concesionarios de la zona y a que muchos otros tienen los coches de prueba rotulados, me he podido fijar en algunas cosas. Esos coches rotulados, son precisamente, los que usan los comerciales como coches de empresa, los usan como un transporte personal para ir a trabajar, para ir de compras, para salir en sus ratos de ocio… en definitiva, como su transporte privado para el día a día sin darse cuenta, que están llevando la imagen de la concesión en la que trabajan allí donde van.
No es raro ver como estos comerciales circulan luciendo en sus laterales el nombre de la empresa, el logotipo y su dirección a velocidades por encima de la permitida en autopista, dejan el coche mal aparcado cuando van al supermercado o cualquier otro lugar, se saltan los ceda el paso o cosas por el estilo. Y repito, con el logotipo de la empresa, el nombre completo y la dirección bien visible en sus puertas.
Siempre he pensado que esos sucesos, que podemos hacer todos en mayor o menor medida, da una mala imagen de la concesión. Queda realmente mal ver un coche rotulado con los datos de un concesionario mal aparcado o saltándose señales o incumpliendo normas y aunque también es verdad que no sucede siempre, lógicamente, sigue siendo motivo de mala imagen de marca.
Parece una tontería, lo sé, pero supone un motivo más para que la gente tenga una mala impresión de nuestra empresa o termine por considerar antipática dicha concesión porque sus comerciales, o mejor dicho, ‘sus coches’, no se comportan cívicamente.
Normalmente, cuando se hacen las cosas bien, nadie se fija y no resulta llamativo, pero si lo haces mal, serás el centro de atención así que, ya tenemos otro tema a trabajar para cuidar la imagen de nuestra empresa fuera de las horas de trabajo.